Las etapas del diablo


Dentro de la ya larga historia de Marvel Comics hay varios personajes que poseen una trayectoria difícil de olvidar. El peso que supone esa trayectoria en sus espaldas no es fácil de soportar, sólo los mejores pueden hacerlo. Así pues tenemos a Spiderman, X-Men, Los Vengadores y, como no, Daredevil. El diablo de La Cocina del Infierno ha pasado por momentos muy dulces y otros muy amargos en su dilatada carrera de defensor de la justicia (que, recordemos, es ciega como él). Y me estoy refiriendo no a la vida propia del personaje dentro del cómic, sino de la relación con el lector-consumidor de cómics. Daredevil ha tenido momentos inigualables, increíbles, fascinantes, en los que deseabas que saliese un nuevo número para seguir leyendo sus aventuras en una oscura y sangrienta Nueva York. Por contra, habían ocasiones en las que se nos mostraba un Daredevil "desdibujado", irreconocible, con historias en las que no encajaba en ningún momento y que carecían de interés. Hay tres etapas dignas de recordar en la historia reciente del "cuernecitos". La primera, y hasta la fecha la mejor, es la de Frank Miller, el buen dibujante que se convirtió en un enorme guionista. Llegó a la colección y revolucionó la vida del personaje. Lo cierto es que cuesta recordar lo anterior a lo realizado por Miller (sin desmerecer a nadie), pero es que Daredevil no fue lo que es hasta la llegada de Frank. Llenó sus aventuras de crudo realismo, de drama, de luchas contra asesinos profesionales ninja conocidos como La Mano, de personajes secundarios como Foggi Nelson, Ben Urich, Karen Page, lo enfrentó de una manera hasta entonces nunca vista con Bullseye y Kingpin, y presentó a la mujer más importante en la vida de Matt Murdock, quizás el personaje femenino más querido y odiado al mismo tiempo por el lector: Elektra. Miller le dio a Daredevil los mejores años de su vida, aunque se los arrebató en las páginas del cómic, de la mejor manera que él sabía hacerlo, con la obra maestra Born Again. Después de Miller, el "cuernecitos" volvió a perderse en las inmesidades de la mediocridad, el personaje perdió casi todo su fuelle y llegaron nuevos autores a salvarlo del agujero en el que había caído. Ann Nocenti en los guiones y John Romita Jr. en los lápices le dieron nueva frescura al personaje, menos dramático que con Miller, pero igualmente envuelto en historias muy interesantes, con los dibujos de Romita Jr. que ya sabemos lo que eso significa: calidad, narración perfecta y espectacularidad a partes iguales. Ambos autores nos deleitaron con una nueva personaje femenina llamada María Tifoidea, que aunque se mantiene bajo la larga sombra de Elektra, no ha dejado de ser un gran personaje con mucho potencial. Después, final de una estupenda etapa y nuevamente Daredevil esperando a que alguien fuese lo suficientemente bueno y valiente para ocuparse de él. Tuvo sus momentos buenos, pero más fueron los malos, hasta que llegó Brian Michael Bendis y, con Alex Maleev a los lápices, se atrevieron a coger todo lo que Miller dejó, el legado de un gran autor, para agitarlo, darle la vuelta, cocinarlo a fuego lento y contarnos una serie de historias magníficas. Bendis cogió la medida del personaje enseguida y los dibujos oscuros e incluso algo tenebrosos de Maleev eran la mejor compañía para los inteligentes diálogos e historias de Brian. He disfrutado mucho, muchísimo, con ambos autores en esta última etapa de Daredevil. Sin duda, han conseguido que sea una de las mejores colecciones de los últimos años, prueba de ello es el Premio Eisner que ganaron. Debo darle las gracias a ambos por hacer de "el hombre sin miedo" el personaje que siempre debería ser, por devolverle su honor. Este mes la etapa ha llegado a su fin, ahora llega a España la etapa de Brubaker y Lark, con Matt Murdock en la cárcel, en una prisión donde sus enemigos le están esperando. La idea es buena, muy buena, espero que el desarrollo de estos autores esté a la altura y pueda seguir disfrutando de una buena etapa de Daredevil sin intermedios odiosos.

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